Flor triste enterrada en la arena. A 75 años de Pregúntale al polvo
Además de lo anterior, hay otra
característica que los separa: el éxito. El primero lo buscó durante toda su
vida sin conseguirlo y el segundo le llegó a los 50 años, un poco tarde pero de
forma efectiva. El sueño americano tocó la puerta del que parecía la antítesis
de todo lo bueno que hay en la ideología del self-made man mientras al hombre de familia que sacrificó su vocación
por sostener a su familia lo dejó olvidado en una cama de hospital mientras le
cortaban las piernas poco a poco.
Pero, antes de la triste muerte, de
quedarse ciego y dependiente de su esposa, de vivir escribiendo guiones de cine
que casi nunca se filmaban, de los cuatro hijos a los que estaba obligado a
mantener, de los fracasos literarios cayendo sobre él una y otra vez, antes de
todo eso existió la literatura y el sueño de convertirse en uno de los más
grandes escritores estadounidenses.
Era enero de 1937, Fante había
pasado por unas cuantas experiencias amorosas, todas fueron noviazgos
insostenibles hasta que conoció a Joyce Smart, editora graduada de Stanford,
quien quedó prendada de los cuentos que el autor había publicado en la revista
American Mercury. La pareja comenzó rápidamente una seria relación y, aunque la
madre de Fante estaba en contra de la relación, el escritor decidió que no
necesitaba la bendición familiar, así que seis meses después del noviazgo
secreto, la pareja se casó en Reno, Nevada sin el permiso de nadie.
Desde 1932 hasta el año de su
matrimonio, Fante había vivido como Antonio Bandini en Pregúntale al polvo: en pequeños y sucios cuartos baratos, mal
alimentado y experimentando la existencia diaria más que escribiendo. El matrimonio
lo obligó a vivir en un departamento decente y además a trabajar con intensidad
en su propia obra. Así, en tres años terminó y publicó tres libros: Espera a la primavera, Bandini; Pregúntale al polvo y Dago Red.
Pero este impulso creativo se vio
mermado por dos razones, la primera: Joyce estaba embarazada y Fante tuvo que
hacer a un lado su propia obra y comenzó a escribir guiones cinematográficos para
ganar suficiente dinero. La segunda tuvo que ver con los continuos fracasos que
experimentaron sus obras, sobre todo la que es considerada su mejor novela publicada
en 1939: Pregúntale al polvo.
Cuando esta novela apareció en el
mercado, la editorial que la publicó, Stackpole Sons, se vio inmersa en una
demanda por editar sin autorización el libro Mi Lucha, el argumento que blandían era que Hitler no se merecía
ningún pago de regalías. El asunto es
que la demanda ocupó el dinero de la editorial que originalmente se gastaría en
publicidad y el libro de Fante pasó desapercibido. Además, ese mismo año llegaron
al mundo tres libros fundamentales de la historia literaria estadounidense: Las uvas de la ira de John Steinbeck, El sueño
eterno de Raymond Chandler y El día
de la langosta de Nathanel West. La competencia era feroz y Fante obtuvo
las cartas perdedoras.
A pesar de lo anterior, 75 años han
pasado y la obra se sostiene. Pregúntale
al polvo contiene las obsesiones que Fante desarrolló en toda su obra: la
escritura como medio para lograr el éxito, la religión católica como detonante
de la culpa, la herencia familiar italiana, la medianía diaria y el amor como
fracaso o castigo.
Alessandro Baricco afirma que la
novela tiene tres historias: la primera es sobre el personaje veinteañero que
desea ser escritor. Esa historia termina bien, Arturo Bandini, personaje
principal de la novela y alter ego de Fante se siente un verdadero escritor al
final de la obra. Aunque, durante toda la lectura, el autor observa que el
camino para convertirse en escritor está pavimentado con desaliento, fracaso y
desaprobación general. La recompensa es una ilusión, pero una que es suficiente
para mantener a Bandini y también a Fante en el camino literario.
La segunda es sobre cómo el
personaje intenta vivir de forma congruente con su catolicismo, algo que nunca
se concreta en la novela, pero creo que es un tema mejor explorado en otras
obras del autor, por ejemplo en el libro de cuentos El vino de la juventud.
Y la tercera es la historia de amor
que es ridícula y llena de drama, además acaba mal. Arturo, un italoamericano un
poco racista, se enamora de Camila, una mexicana no demasiado guapa, mesera de
un bar miserable. El personaje desea a la mujer pero al mismo tiempo la rechaza,
siente católica culpabilidad y regresa a ella para volverla a rechazar una y
otra vez.
Más allá de esas tres historias, la
característica principal de la novela es la contradicción. Todos y cada uno de
los personajes se desenvuelven dubitativa pero vívidamente, incluso aquellos
que sólo sirven para ambientar la historia diaria de Bandini. Pero son los dos
personajes principales en quienes podemos observar la disonancia entre lo que
piensan, lo que dicen y lo que hacen.
Tal vez en los personajes de Fante
podemos ver su propio carácter, más allá de que en algún momento reconoció que
él era Bandini, sobre todo el Arturo de la novela que aquí tratamos, lo que hay
es un escritor que es como sus personajes, una contradicción viviente que se
emborrachaba a diario para luchar contra lo que deseaba ser, las
responsabilidades paternales y en lo que se había convertido: un vendido, una
prostituta, “un exitoso escritor de Hollywood sin siquiera escribir una línea”
Publicado originalmente en Letras Libres. Mayo del 2014.
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